Llevamos 5 días sin internet en casa. Y dejando de lado la inevitable preocupación por la familia y por los deberes del trabajo, la verdad es que nos ha invadido una deliciosa sensación de evasión, de desconexión del mundo. Esa misma desconexión que nos conecta con el mundo que estamos realmente viviendo, nuestro mundo aquí, ahora. Seguimos aprendiendo de la mano de nuestra Xarit a vivir el presente, el mejor regalo que le podemos hacer al futuro…
Estos días sin internet nos han dado cierto descanso en cuanto a la vida social se refiere, pero en el terreno nada se detiene. ¡Las paredes de la administración ya están levantadas! Cómo pasa el tiempo… hace nada estábamos viendo un campo de arena con una palmera, y hoy ya podemos entrever uno de los cuatro edificios del centro! Todo avanza, y aunque todavía queda, no podemos evitar visualizar ya cómo será la vida en el centro…
Por suerte y por desgracia, cada vez nos sorprenden más días nublados. Así que durante la semana estamos recubriendo los muros con nuestra mezcla especial de mortero (arcilla, arena, paja, cemento y syka). Ya os contamos que el primer recubrimiento lo hicimos en la acción conjunta con la comunidad, y ahí nos dimos cuenta de que si aplicamos el mortero por la mañana, se seca muy rápido y se agrieta, así que estamos dedicándole las últimas horas de la tarde a ello. También, la verdad es que se agradece trabajar cuando el sol ya no abrasa y cuando la brisilla marina te refresca. Y todo sea dicho, una mini-siestecilla al fresco antes de volver al trabajo nunca viene mal.
También hemos descubierto que humedecer un poco los muros antes de echar el mortero optimiza la adhesión. Al fin y al cabo, ¡el mismo agua que nos mata de miedo en los días de lluvia ha ayudado un poco en este proceso!
En definitiva… ¡los muros están quedando muy bonitos! La idea es que los muros exteriores no van a ser pintados. Queremos hacerlos lo más autentico posible, y con el mortero conservarán el color original del barro, el color de la tierra de Senegal. Estamos experimentando y esa es seguramente una de las mayores suertes que tenemos con este proyecto: que intercambiamos opiniones, gustos, probamos y aprendemos en el proceso.
Esta última semana el equipo técnico también ha ido finalizando el diseño del techo. La cubierta será de dos capas: una de zinc, con el objetivo de impermeabilizar; y otra de paja, material local que favorece el aislamiento térmico y acústico. La estructura está compuesta por cerchas de madera que soportarán el peso de la cubierta y lo depositarán en los pilares exteriores del porche, que serán de BTC (los bloques de tierra comprimida que nos regaló Doudou). Los porches, tanto de la biblioteca como de la administración, proveerán espacios amplios de convivencia en las áreas externas (siempre con mucha sombra), lo que es parte fundamental del modo de construir y de la cultura local.
Y, aunque os adelantábamos que habíamos acabado con la cimentación… está de vuelta (por lo menos la parte más fácil)! Para construir los porches, hace falta cimentar las zapatas aisladas donde descansarán los pilares. Como siempre, preparamos los encofrados de madera (ahora más pequeños y aislados unos de los otros) y esta semana dejamos el hormigón puesto. Al visitar el terreno el día siguiente para comprobar el resultado constatamos que había habido visitantes curiosos en el terreno… había patas de cabra en las zapatas! También solemos ver monos y burros merodeando. ¡Así que vida ya hay en el Centro Cultural! Sólo falta animarla un poco más!
Os iremos contando más y mejor la semana que viene! Si no hay apagones de internet…