Miércoles. 5 de la mañana. Un sonido seco y ensordecedor despertó a todo el pueblo al mismo tiempo. Parecía como si una bomba hubiera caído en la casa. Y después, silencio. Un silencio que nos mantenía en vilo y adelantaba la llegada de una lluvia torrencial. Y así fue. Unos minutos después la manta de lluvia cayo sobre Gandiol, como si llevase un año entero aguantándose. Una cortina de agua se desprendía del techo del porche y de inmediato comenzaron los rayos. Nos encontramos todos despiertos en el porche observando el espectáculo. La noche era muy oscura pero los relámpagos iluminaban a intervalos el escenario del jardín, con su multitud de verdes.

A la mañana siguiente en el desayuno, Mamadou nos confesó que nunca había visto una primera lluvia tan intensa. Así que estamos expectantes por ver qué nos traerán estos cambios… Fueron 4 horas pero parecieron días. Saint Louis inundado, las carreteras de arena de acceso a la casa inundadas… La mayoría del terreno es muy salado y no absorbe el agua. Unos días después los taxistas se niegan a acercarnos a la casa porque tenemos una piscina de bienvenida!! Así que nos toca nadar un poquito…

Como os podéis imaginar, temíamos por los adobes… Con los muros ya levantados las hileras de adobe más altas sufren más al recibir toda la carga de la lluvia. Los plásticos estaban colocados así que los daños no fueron tan grandes. Varios adobes del suelo quedaron dañados pero son reutilizables para fabricar el mortero. Y algo bueno también se desprende de todo esto: tras las lluvias comenzamos a ver una hierba muy verde que da vida al terreno! En cada situación, siempre hay algo positivo que vislumbrar… es una cuestión de mirar al mundo con positividad, de actitud, y eso solo depende de nosotros.

Y tras el diluvio el sol nos acompaña para dar la bienvenida a los voluntarios! El primer equipo ha llegado este fin de semana para trabajar en el campamento de verano de Hahatay. Desde sus comienzos, Hahatay promueve un espacio de intercambio cultural entre personas de diferentes orígenes y contextos (principalmente entre Senegaleses y Españoles), para que puedan aprender unos con los otros y, como pájaros, coger lo bueno del norte y del sur, así como hizo nuestra Xarit.

Trabajarán para finalizar el aula infantil construida con botellas de plástico recicladas, talleres educativos con los niños, clases de cocina, de baile, excursiones… ¡Han llegado cargados de ganas de trabajar, de aprender y de compartir! Un buen chute de energía para todos, aire fresco, ilusiones y nuevas perspectivas. Nos quedan por delante unos días muy bonitos de intercambio y conexión!

Y respecto a la obra, sigue avanzando nanke nanke (pasito a pasito). Ni la lluvia ni el viento nos detiene. Ya hemos finalizado la cimentación de las zapatas y los pilares del porche suben como la espuma. El recubrimiento de mortero de la administración está ya casi terminado. Y menos mal, porque ayer mismo, después del día más caliente desde que llegamos, tuvimos de nuevo la visita de la lluvia por la noche! Esta vez se anunció con un viento ruidoso que trajo la arena del patio dentro de la habitación. Cómo no! Había que enseñarles a los voluntarios que estamos en la época de lluvias (o el “hivernage”), a ver si se iban a creer que esto es sólo sol y sol!

Hasta la semana que viene!!