Solo hace tres semanas que Deborah y yo llegamos a Senegal, aunque parece muchísimo más tiempo. (Gandiol tiene el extraño poder de hacer que el tiempo pase de forma muy lenta, y hacer a la vez que los días pasen rapidísimo)

Después de unos días frenéticos en Dakar, llegamos a Gandiol, una localidad al norte del país, a 20 minutos de Saint Louis, y muy muy cerca de la frontera con Mauritania.

Y como decía antes, el tiempo pasa rápido y lento a la vez, mientras se extienden pequeñas raíces por aquellos lugares a los que vamos, gente que conocemos, o personas a las que la afinidad y el cariño van haciendo que conozcamos mejor y mejor, cada día. Y es algo en lo que en esta casa (la casa de Laura y Mamadou, la pequeña hadita, Pablo, Irene, Hassan, Marem) es particularmente fácil, ya que es brutal la cantidad de gente de todo tipo que entra en ella cada día. El mejor lugar para conocer y aprender de todo y todos.

Y como tengo tantísimas cosas que contar que no sé ni por dónde empezar, os las voy a intertar colocar en forma de calendario de día. A ver que sale:

_Un día en Gandiol_
[07:30] Cantan los Gallos. Nos despertamos, con la monserga nocturna del iman en la cabeza, nos levantamos [08:30] desayunamos, y nos vamos a Hahatay [10:00], a nuestra obra, en la que la escuela “Aminata” crece cada día (la construcción de los edificios es vertiginosamente rápida). En el camino nos encontramos con pelícanos, burros, milanos, lagartos gigantes, garzas, monos del tamaño de personas (estos los vemos solo de vez en cuando J), calaos, petirrojos, colibrís, cangrejos de toda forma y tamaño, sapos, ardillas, y cabras, muchas cabras. Poco más de 500 m en los que el pueblo y la naturaleza se funden de una forma muy contundente y natural, y sobre todo cotidiana.

Llegamos y saludamos al equipo que fabrica baldosines. Miles de piezas hechas a mano, de diferentes colores con el que se solarán muy muy pronto los suelos.

Entramos en la escuela y dejamos el aula de botellas a la derecha. Este fin de semana fue la inauguración de la misma, y desde entonces está repleta de niños de 4 y 5 años que van por la mañana y llenan de chillidos y risas la obra. De hecho este fin de semana hubo un festival organizado por Hahatay, con muchísimos eventos, celebrando la inauguración del aulita. Hicimos una marcha por el pueblo, hubo teatro, danza, un torneo de baloncesto, y un concierto de Mama Sadio. (¡¡Escuchadla que es buenísima!!)

Seguimos. Pasamos el edificio de administración, casi acabado, solo quedan las carpinterías y los suelos, y la biblioteca, a punto de tener cubierta, y llegamos al módulo 4 en el que más centrados hemos estado, junto con los baños. A los 3 días de llegar empezamos con la excavación de la cimentación, y ya están levantados más de la mitad de los muros. Increíble lo rápido que avanza! A la derecha del todo se sitúan los baños, que ya empiezan a reconocerse, y en los que están a puntito de comenzar los trabajos de construcción de la cubierta.

Llegamos, vemos lo que se ha hecho, con sus aciertos y sus errores, los discutimos con Papyuf, Biram, Mamadou y Pablo, o con Zalle, que es el constructor de cerchas. Pensamos la mejor manera de arreglar los fallos que nos vamos encontrando, entre todos, y planeamos cuales van a ser los siguientes pasos para planearlos, dibujarlos, estudiarlos, y pasarnos parte de la tarde pegados al revit, o al autocad, que son nuestros compañeros forzados de viaje.

Hora del almuerzo. [14:00] Comemos todos juntos. Quizás lo que más valoro de esta aventura, el que casi todo sea colectivo. No hay platos para cada uno, sino que comemos de una gran fuente ovalada. De Chebuyen, o mafen (otro día un post especial de comidas), o cualquier plato que se les ocurra hacer a Marem y a Hadi.

Por la tarde trabajamos en el diseño de la obra, y ocasionalmente, [18:00] un rato antes del atardecer, nos vamos a Saint Louis [Esta ciudad se merece otro post para ella solita], o al Teranga, o al cebra, chiringos paradisiacos a la orilla del mar donde tomarnos una cerveza, deleitarnos viendo pescar a los pelícanos…  o cualquier otro plan brutal que surja.

20:00 Cenamos. Todos juntos, por supuesto.

22:00. Deborah y yo, bajo la mosquitera, con el frontal encendido, leyendo unos minutos antes de caer dormidos, sueño que solo será interrumpido por los miles de tipos de pájaros con sus miles de cantos deferentes, unidos con los cantos religiosos que se pasan toda la noche pasando por los altavoces de los minaretes de las mezquitas, y las llamadas al rezo de los imanes, que despiertan los gallos, los cuales empiezan a cantar…..

En definitiva, aprendemos muchísimo, y disfrutamos todavía más..

En una semana, más noticias desde Gandiol.

Bachikanam

Adriano Redondo Román