¡Alhamdoulillah! ¡Ya es sábado! Después de la realización del taller participativo http://centroculturalaminata.org/taller-participativo-piloto-paisajismo/, ya teníamos el plano del terreno de Hahatay muy colorido y seguimos trabajando el resto de la semana para poder llevar a cabo la segunda jornada de puertas abiertas. Esta fue la segunda acción conjunta, que da seguimiento al proceso participativo, con el objetivo de difundir el proyecto y promover la apropiación del espacio. Esta vez, con algunas lecciones ya aprendidas, estábamos más preparados, sobretodo para saber adaptarnos a lo que nos encontráramos… Así que adelante

Centro cultural aminata

Siguiendo el objetivo de estimular la economía y los productores locales, intentamos comprar la mayor parte de las especies en la tienda de Sidi, el jardinero de Gandiol. Así, nos acercamos de nuevo a visitarle, esta vez para encargar los árboles y flores que plantaríamos.

La tarea no era sencilla. Por razones estéticas y de presupuesto, queríamos poder combinar árboles ya crecidos con otros más pequeños que crecerían en el terreno. Y para ello también había que tener en cuenta cuánto tardarían en crecer, cuándo dan flores y cuánta agua necesitan. Ahora que estamos en la época de lluvias al menos corremos con cierta ventaja… A los adobes no les gusta el agua, pero a nuestras plantas les va a encantar un buen baño de agua fresca para sentirse como en casa!

Muchos árboles como el Cerise, el Sapoti o el Baobab chacal sólo estaban disponibles en tamaño pequeño. Aún así, Sidi se comprometió a visitar a sus amigos jardineros para encontrar el tamaño adecuado. La mañana siguiente, mientras Sidi se encaminaba a su misión, el resto del equipo se encaminó de nuevo al Ministerio de Agricultura. Babacar nos esperaba para poder comprarle alguna planta más y para prepararnos un par de sacos de tierra ya abonada. También aprovechamos para confirmar con el que la planificación del terreno estaba bien hecha teniendo en cuenta la distancia necesaria para plantar cada especie.

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Sábado por la tarde ya se acercaba la hora de la acción conjunta. Intuíamos que esta vez vendría mucha más gente, sobretodo teniendo en cuenta que 20 toubabs no pasan desapercibidos en el pueblo… Pero aún así no podíamos imaginar lo que nos encontramos al llegar al terreno: decenas de niñas y niños ya nos esperaban. Muchos de ellos participan en las actividades infantiles del campamento de verano de Hahatay, así que fue una bienvenida muy calurosa. Y la gente siguió llegando… Muchas mujeres, jóvenes, y más niñas y niños. Cuando pensábamos que ya no cabíamos más, llegó un equipo entero de baloncesto! La verdad que fue una muy grata sorpresa ya que no todos conocían el proyecto, pero todos traían mil ganas de colaborar y de formar parte del equipo.

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La música sonaba alta, creando un ambiente muy distendido, pero no habíamos venido (no sólo al menos) a bailar, sino ¡también a trabajar! Mamadou cogió el micrófono y comenzó a organizar aquello que en un primer momento podía denominarse caos… ¡Menos mal que estaban los voluntarios del campamento de Hahatay para poder trabajar en equipo!
Habíamos planificado varias actividades con los niños e hicimos varios grupos: mientras los más pequeños jugaban y bailaban, otros hacían talleres de origami (molinillos de viento con cartulina), otros rellenaban botellas de arena para continuar la construcción del aula, y los más mayores movían arena en el terreno para nivelar alguna zona. Y para el equipo de baloncesto les encontramos rápidamente algo que hacer: el repello del aula de botellas con mortero; a ellos no les hacía falta una escalera para llegar a la parte más alta.

Las mujeres se habían encargado de preparar la comida como la última vez, así que entre baile y baile repartieron los beñes, fatayas y el bissab, y también acompañaban a los niños en sus actividades

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Y cómo no… durante toda la tarde fuimos plantando poco a poco los árboles y las plantas… Contábamos con Sidi y con Masamba (que trabaja en el Ministerio y es muy amigo de Nerea, nuestra Xarit) como jefes de orquesta y Ndaga, como siempre al pie del cañón, nuestra mano derecha. Y a partir de ahí la gente se iba acercando y formando equipos para plantar cada uno de los árboles. En esta primera jornada, no fue posible que todos plantasen un árbol, pero aún nos queda una segunda fase de plantación, que concierne las plantas de cerca de los futuros edificios que vamos construir. Ndanka ndanka!

Así que, a pesar de la gran multitud que nos preocupó un poco al principio, todo salió muy bien. Y aprendimos así otra de las lecciones de nuestra Xarit: aquí es muy sencillo encontrar armonía donde nosotros normalmente sólo vemos caos… El resultado: un precioso trabajo en equipo, bailando y riendo como una gran familia. Pero sobretodo todos unidos por el sentimiento de que algo muy bueno está por llegar!!

Ahora sólo nos falta un pequeño detalle… poner puerta al terreno porque los animales ya huelen que han llegado plantitas ricas para comer! Attention!!

¡Alhamdoulillah! It’s Saturday already! After the first participatory workshop, we already had Hahatay’s plot in paper nicely colored, so we kept working the rest of the week to organize another joint action. It was the second one, aimed to disseminate the Project and promote the appropriation of the space. This time, we had already some lessons learnt, so we were better prepared to adapt to whatever happened… So, let’s get started!

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Following with the principle to stimulate the local economy and local producers, we tried to buy must of the plants at Gandiol’s local gardener: Sidi. So, we went to visit him again, this time to order the threes and flowers we needed.

The task was not easy. For aesthetical purposes (and also because of the Budget), we wanted to combine smaller and taller trees (to see some of them growing, and also to gain some shadow fast). Also, we had to take into account how long each tree takes to grow, when they flower and how much water they need, among other aspects. And luckily now, during the rainy season, we have certain advantages to plant everything. Our adobes cannot touch water, but the plants will love a nice shower to feel adapted to their new home!

Unfortunately, most of the trees we wanted to plant for now, like the Cerise, the Sapoti and the Baobab Chacal were only available at a small size. Therefore, Sidi went on a mission to find some other samples with his acquaintances, while we went to the Ministry of Agriculture to see Babacar again. We bought some plants that Sidi didn’t have and also some big bags of fertilized soil. Also, we enjoyed the opportunity to confirm if the plan we designed at the workshop was ready to go, according to the characteristics of each specie.

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So, on Saturday, the time of the joint action was closer and we already sensed that lots of people was going to show (specially because 20 toubabs walking together could not be a fact unnoticed at the village). Even so, we could never imagine what we were going to find there: dozens of children were already wanting for us before the scheduled time. Many of them already know Hahatay and its volunteers because of the summer camps, so it was a very warm welcome! And the people started to arrive… many women, youngsters and many many more children! When we thought we couldn’t fit there anymore, a whole team of basketball arrived! Indeed, it was very good to notice that many of those there were knew at Hahatay and got to know the Project. All of them were excited to collaborate and be part of our team somehow.

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Music was playing loud, creating a very relaxed environment, but we also had lots of work ahead! Mamadou picked up the microphone and started to organize what we, at first, thought was a real chaos… At least all Hahatay’s volunteers were there to help and make a group effort!

We had planned many activities with the children, who were divided in groups: while the little ones played and danced, some participated in origami workshops (to build windmills with paper) and others filled the plastic bottles with sand to build the classroom. The older children moved sand around to help with the leveling. Even the basketball team helped. We soon found something for them to do: apply mortar on the highest levels of the building. Of course, they didn’t need scaffoldings.

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As happened the last time, the women were in charge of the food. So, between dancing and dancing, they shared the begnes, fatayas and bissap. Also, many of them helped the children with their activities.

And of course, during all afternoon we planted little by little the threes and other plants around the plot… Sidi helped us, along with Masamba (who works at the Ministry of Agriculture and was very friends with Nerea, our Xarit), like real symphony conductors. Ndaga, our right hand, was also there, as always helping with everything we need. The people gathered around us, forming groups to plant the trees. Unfortunately, it was so much people that not everyone got to plant one tree, but we still have a second phase of the landscape design, when all the buildings are ready. Nanke Nanke!

So, despite the crowd of gandiolese, which concerned us at first, everything went perfectly well. Here, it is possible to see harmony in which we normally interpret as chaos. In the end, we shared like brothers and sisters the food, and also the tasks… And as always, we danced and smiled and, together, felt that something really good was about to happen.

Now, we only miss a small detail: to put a fence in Hahatay, because all the local animals already smell that some tasty new plants have arrived! Attention!!!